Altas capacidades y TDAH

Altas Capacidades y Disgrafía

Altas Capacidades y Discalculia

Altas capacidades y Dislexia

Altas capacidades y Síndrome de Tourette

Altas capacidades y Desorden del Procesamiento Sensorial

Altas capacidades y Síndrome Asperger

Altas capacidades y Autismo

Altas capacidades y TDAH

Altas capacidades y Déficit visual/Déficit auditivo/Déficit motórico

Hay que partir de la base de que el TDAH es un trastorno de origen neurobiológico y crónico, que puede manifestarse tanto en la infancia como en la adolescencia o en la edad adulta por primera vez.

El adulto con TDAH puede manifestar problemas de atención y de autocontrol: si hay un déficit de atención, tienen problemas en el mantenimiento de la atención- concentración (se distraen fácilmente, cometen errores por descuido, pasan por alto detalles importantes, pierden el hilo en las conversaciones o leyendo, no se acuerdan de fechas o citas importantes o menos importantes) y se quejan de perder cosas frecuentemente (las llaves, las gafas, el móvil, algún documento,…); así mismo, la persona con un TDAH tiende a demorar las decisiones y obligaciones, vivir en el caos (tiene dificultades para organizar sus tareas y planificarse temporalmente: por ejemplo, suelen ser impuntuales muchos de ellos, porque no saben calcular bien el tiempo), planifica demasiado o no planifica de forma eficiente (quiere hacer mil cosas al mismo tiempo y no acaba casi ninguna), va estresada por la vida porque quiere “resolver” y alcanzar objetivos y no llega (no es realista en la lista de objetivos diarios que confecciona en su agenda y esto les causa frustración), les falta constancia y ser sistemáticos para alcanzar objetivos, se aburren y cansan pronto una vez que empiezan algo, tienen necesidad de cambiar de actividad y saltar de una cosa a otra, trabajan mejor “a presión” (necesita tener una fecha límite para conseguir terminar algo), no les gusta las tareas de tipo administrativo, les cuesta relajarse (sobre todo, si es hiperactivo/impulsivo), sintiéndose habitualmente intranquilo o inquieto interiormente, es impaciente, cambia de ánimo bruscamente (pasa de un polo a otro en un momento dependiendo de lo que le ocurra), es dependiente emocionalmente…

Los síntomas antes citados no se pueden analizar por separado, debe de hacerse dentro de un contexto y siempre que estén mantenidos en el tiempo y no se deban a otras causas (depresión, ansiedad, estrés…).

La etiología del TDAH se desconoce, y, es muy posible que, entren en juego diferentes aspectos genéticos (los estudios de los últimos 30 años, muestran entre un 70% a un 90% de heredabilidad) y ambientales.

Existen tres subtipos de TDAH, predominantemente desatento, predominante hiperactivo/impulsivo y el subtipo combinado. Según la Organización Mundial de la Salud más del 4% de la población mundial tiene TDAH.

Los síntomas del TDAH se pueden manifestar en la primera infancia, aunque no suelen ser evidentes hasta los retos de la adolescencia o la edad adulta. Cuando el TDAH se encuentra con una alta capacidad o una persona talentosa, las dificultades para realizar un diagnostico se hacen más difíciles, ya que la persona ha aprendido mecanismo y atajos para solventar, hasta cierto punto, las dificultades, aunque con un alto costo, generalmente emocional.