En este grupo de personas con doble excepcionalidad estarían las personas que poseen un déficit visual permanente y no pueden compensarlo, un déficit auditivo que puede ser con mayor o menor gravedad y un déficit motórico (un ejemplo podría ser el caso de Stephen W. Hawking).
Cuando hablamos de doble excepcionalidad en relación con las altas capacidades y el déficit visual, auditivo o motórico, nos encontramos con una intersección única de talento y barreras. Por un lado, la persona puede poseer una capacidad intelectual notable, mostrando un pensamiento creativo, habilidades de resolución de problemas excepcionales y un potencial para el éxito académico. Por otro lado, la discapacidad presenta desafíos adicionales que pueden dificultar el acceso a la información, la participación en actividades cotidianas y el desarrollo de habilidades sociales.
En el caso del déficit visual, la persona puede enfrentar obstáculos para leer texto impreso, acceder a materiales visuales y participar en actividades que requieran una visión completa. Sin embargo, puede compensar esta diversidad funcional con un agudo sentido del oído, una habilidad táctil desarrollada o una capacidad para imaginar y visualizar conceptos de manera excepcional.
En cuanto al déficit auditivo, las barreras de comunicación pueden ser significativas, especialmente en entornos ruidosos o cuando se depende del lenguaje oral. Sin embargo, la persona puede desarrollar habilidades visuales, como la lectura de labios o el uso de señas, y puede mostrar una sensibilidad aumentada a las señales no verbales y a los detalles visuales del entorno.
Por último, en el caso del déficit motórico, las dificultades físicas pueden afectar la movilidad, la coordinación y la participación en actividades físicas. No obstante, la persona puede desarrollar habilidades cognitivas excepcionales, como la capacidad de pensamiento abstracto o la creatividad, y puede encontrar maneras innovadoras de superar las limitaciones físicas.