Aunque se sepa de la existencia de personas con altas capacidades intelectuales con trastornos específicos en el aprendizaje para la lectura, estos, son difíciles de reconocer debido a que no existe una definición concreta del modo en el que se manifiestan estas dos condiciones de manera simultánea en una persona, aunque si lo haya de las dos
condiciones por separado, con el que únicamente nos podemos hacer una vaga idea de lo que supone esta doble excepcionalidad. Todo este desconocimiento dificulta enormemente la investigación pues no existe una muestra estandarizada con niños, niñas y adultos con estas características, pese a ello, la doble excepcionalidad con trastornos del aprendizaje ha sido de las dobles excepcionalidades más estudiadas hasta el momento (Foley-Nicpon, et. al, 2010).
Las altas capacidades intelectuales y la dislexia (Trastorno Específico de la Lectura) son dos condiciones que, a primera vista, pueden parecer contradictorias. Sin embargo, es importante comprender que la doble excepcionalidad puede presentarse cuando un niño o niña posee habilidades cognitivas superiores al promedio, pero también experimenta dificultades específicas en el área de la lectura, escritura y procesamiento del lenguaje. En muchos casos, la dislexia puede pasar desapercibida debido a la destacada inteligencia del escolar, lo que dificulta su identificación y acceso a los apoyos necesarios.
Según diversos estudios (Smith, 2004; Silverman, 2005), se es6ma que entre el 2% y el 4% de las personas con altas capacidades también pueden presentar dislexia. Esta combinación puede generar desafíos adicionales en el ámbito educativo, ya que las dificultades de lectura y escritura pueden afectar el rendimiento académico y la autoestima de estos estudiantes. Es fundamental ofrecerles un enfoque pedagógico y apoyos específicos que atiendan tanto a sus capacidades intelectuales sobresalientes como a sus necesidades de aprendizaje relacionadas con la dislexia.
A la hora de evaluar la capacidad intelectual, el trastorno de aprendizaje de la lectura podría afectar al desempeño de la prueba aplicada para ello (Foley-Nicpon, et. al, 2010) o, al contrario, las altas capacidades enmascaran la dislexia del estudiante evaluado (Van Viersen, et. al., 2016).
Varios autores han sugerido alterna6vas sobre cómo deben identificares estos estudiantes con doble excepcionalidad. Proponen, para empezar, una evaluación individualizada e integral de sus habilidades y capacidades, pues puede que el rendimiento lector de este alumnado se encuentre en el nivel promedio o incluso inferior al compararlo con el de sus compañeros, pero, esto no implica que no posea otras capacidades y que estas las realice excepcionalmente bien. Ligado a esto, proponen también realizar otro tipo de pruebas evaluativas, tanto psicométricas como no estandarizadas, con tal de obtener información acerca de su desarrollo y su desempeño en diversos ámbitos de la vida, además de pruebas de creatividad, para así conocer en profundidad cuáles son las capacidades del estudiante (Baum, 1984; Brody, et. al, 1997; Foley-Nicpon, et. al, 2010; Nielsen, 2002).
Muchos niños con doble excepcionalidad no son detectados como personas con dislexia hasta una etapa muy tardía, a pesar de que su rendimiento no sea el esperado para un estudiante únicamente con altas capacidades. Demuestra también, que la fonología es un factor de riesgo para el desarrollo de dificultades en la lectura, pero que esta viene moderada por otras habilidades diferentes, además, la gran capacidad de memoria de trabajo y las habilidades lingüísticas que poseen estos alumnos con doble excepcionalidad, son un factor protector y compensatorio de los problemas asociados a la dislexia (Van Viersen, et. al., 2016)
Este enmascaramiento, se produce a la hora de aprender a leer y a escribir, debido a que esto depende de la fonología, pero esta última se ve moderada por otras habilidades como la gramática y el vocabulario, por lo que las altas capacidades podrían tener un efecto compensatorio, mostrando así, este tipo de alumnado, mejores habilidades tanto en la escritura como en la lectura que los niños únicamente disléxicos, pero un peor rendimiento que aquellos que solo tienen altas capacidades.