TDAH y cerebro neurodivergente: comprendiendo un modo diferente de pensar

La neurodivergencia es un término que describe la variabilidad que existe en la manera en que todos los cerebros humanos funcionan y procesan la información. 

Este concepto, en auge en los últimos años, reconoce que no todos los cerebros están diseñados para operar de la misma forma y que estas diferencias no representan necesariamente un déficit, sino una diversidad en la percepción, el aprendizaje y la interacción con el entorno. La neurodivergencia abarca una variedad de condiciones, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), las Altas Capacidades y otros perfiles neurológicos que funcionan de manera distinta a las expectativas de una mente «neurotípica.»

Dentro de este espectro de neurodivergencia, el TDAH destaca como una de las formas más comunes. Este trastorno se caracteriza principalmente por dificultades en la atención sostenida, la regulación de impulsos y, en muchos casos, la hiperactividad. A diferencia de lo que comúnmente se cree, el TDAH no solo implica problemas de conducta o falta de interés, sino que es un perfil neurológico específico que afecta de manera profunda la forma en que una persona procesa y responde a estímulos. Los individuos con TDAH suelen experimentar desafíos en entornos que demandan una atención continua y una planificación estructurada, pero también presentan una notable capacidad para el pensamiento creativo, la espontaneidad y la resolución de problemas de forma no convencional.

¿Cuáles son las características del cerebro neurodivergente en personas con TDAH?

Estudios recientes muestran que el cerebro de una persona con TDAH tiene algunas diferencias en comparación con el de otras personas, y eso explica por qué a veces les cuesta hacer cosas que parecen simples para los demás.

En primer lugar, existen diferencias en la parte frontal del cerebro: La zona de la parte delantera del cerebro, llamada corteza prefrontal, ayuda a planear cosas, concentrarse y no hacer lo primero que se nos pasa por la cabeza. En las personas con TDAH, esta área suele ser un poco más delgada o funciona de forma distinta, y eso hace que concentrarse o esperar turnos sea más complicado. Por ejemplo, les cuesta no distraerse fácilmente o se les puede hacer difícil seguir una lista de tareas.

También tienen menos “combustible” para el cerebro (dopamina y norepinefrina). En el cerebro, hay unas sustancias químicas, llamadas dopamina y norepinefrina, que ayudan a sentir motivación y a prestar atención. Las personas con TDAH suelen tener menos cantidad de estas sustancias, y eso hace que el cerebro necesite más esfuerzo para concentrarse, sobre todo si la actividad les resulta aburrida o repetitiva. Por eso, mientras que otros pueden concentrarse en una tarea aburrida, las personas con TDAH necesitan estímulos constantes para no perder el interés.

Además pueden presentar problemas con la memoria a corto plazo. La memoria de trabajo es la capacidad de recordar algo por un tiempo breve mientras haces otra cosa, como cuando tienes que recordar un número mientras buscas dónde anotarlo. En las personas con TDAH, esta memoria no funciona tan bien, y eso hace que se olviden de cosas en el momento o les cueste seguir una serie de pasos sin perderse. Por ejemplo, pueden empezar una tarea y olvidarse de lo que sigue, o se les pueden pasar detalles importantes en una instrucción larga.

Estas diferencias no significan que el cerebro con TDAH esté mal o dañado; simplemente funciona de una manera distinta. Con el apoyo adecuado y estrategias que se adapten a estas diferencias, las personas con TDAH pueden aprovechar sus talentos y encontrar formas de lidiar con los desafíos.

Mitos y realidades sobre el TDAH y el cerebro neurodivergente

El TDAH y el concepto de neurodivergencia suelen estar rodeados de mitos que generan confusión y estigmatización. A continuación pretendemos comentar  algunos de los más comunes para aclarar su verdadero origen y características.

  1. Mito: «El TDAH es solo un problema de comportamiento o una fase»
    Realidad: El TDAH es una condición neurológica con una base biológica clara. No se trata simplemente de comportarse de cierta manera o de “una etapa” que se supera con el tiempo. Estudios de neuroimagen muestran que el cerebro de las personas con TDAH presenta diferencias en áreas relacionadas con la atención, el control de impulsos y la regulación emocional. Estas diferencias afectan su forma de pensar, aprender y responder a su entorno de una manera genuinamente distinta.
  2. Mito: «El TDAH es causado por una falta de disciplina o es culpa de los padres»
    Realidad: Aunque muchas personas piensan que el TDAH se debe a una crianza poco disciplinada, la realidad es que el TDAH tiene un fuerte componente genético. Esto significa que es más probable que aparezca en una persona si algún familiar directo también tiene TDAH. No es resultado de una falta de reglas o de “mala educación”; al contrario, muchos padres de niños/as con TDAH dedican grandes esfuerzos a apoyar y guiar a sus hijos/as de la mejor manera posible.
  3. Mito: «Las personas con TDAH simplemente no quieren esforzarse o son perezosas»
    Realidad: Las personas con TDAH no eligen tener dificultades para concentrarse o completar tareas. Su cerebro funciona de forma diferente y les cuesta mantener la atención en tareas rutinarias o repetitivas. Muchas personas con TDAH muestran un alto rendimiento en actividades que captan su interés, lo que no debe confundirse con “pereza”.
  4. Mito: «El TDAH solo afecta a niños/as, y todos lo superan en la adultez»
    Realidad: Si bien el TDAH suele diagnosticarse en la infancia, muchos adultos también tienen TDAH y experimentan sus efectos a lo largo de su vida. De hecho, en la adultez los síntomas pueden cambiar, y las personas pueden aprender estrategias para manejarlos, pero el TDAH no siempre desaparece.

Aclarar estos mitos y comprender las realidades del TDAH y la neurodivergencia es esencial para reducir el estigma y proporcionar el apoyo que estas personas necesitan para desarrollar sus talentos y manejar sus desafíos

¿Qué estrategias de intervención y tratamiento existen para el cerebro neurodivergente en personas con TDAH?

A continuación, explicamos en detalle algunas de las estrategias más relevantes: 

Las personas con TDAH y cerebro neurodivergente suelen necesitar ayuda extra para organizar su tiempo y sus cosas. Por ello, habría que buscar ayuda de un profesional clínico para mejorar habilidades como la planificación, el seguimiento de tareas y el control de impulsos. Herramientas como calendarios, alarmas y listas de tareas pueden ser muy útiles. Estas herramientas visuales ayudan a recordar lo que tienen que hacer ya mantenerse enfocados en una tarea.

Para las personas con TDAH y cerebro neurodivergente, las terapias psicológicas pueden ayudarles a aprender formas de pensar y comportarse que les facilitan la vida. Una de las más comunes es la terapia cognitivo-conductual, que enseña maneras de organizar el día, de resolver problemas y de mejorar el autocontrol. También está la terapia de habilidades sociales, que ayuda a relacionarse mejor con los demás, y la terapia de regulación emocional, que les enseña a gestionar emociones fuertes que, en ocasiones, resultan difíciles de controlar.

Para los niños/as y adolescentes con TDAH, se pueden hacer ajustes en el colegio para que les sea más fácil concentrarse y aprender. Por ejemplo, pedir al profesor que le siente en un lugar sin muchas distracciones, darles tiempo extra en los exámenes o dividir tareas largas en pasos más cortos. 

El estilo de vida también juega un papel importante. Hacer ejercicio regularmente ayuda al cerebro a estar más enfocado y mejorar el estado de ánimo. Además, llevar una dieta equilibrada y dormir bien cada noche es esencial para que el cerebro funcione de la mejor manera posible. Mantener una rutina de sueño puede ser especialmente útil, ya que muchas personas con TDAH tienen dificultades para dormir bien.

Es muy importante que las familias también reciban información y apoyo sobre el TDAH. A través de la psicoeducación, los familiares aprenden más sobre la condición y descubren cómo pueden apoyar a su ser querido. La terapia familiar también puede ayudar a mejorar la comunicación, reducir los conflictos y crear un ambiente en el hogar que sea comprensivo y de apoyo.

Más información sobre altas capacidades y TDAH en : https://personasexcepcionales.com/doble-excepcionalidad/altas-capacidades-y-tdah/

En conclusión, es fundamental reconocer y aceptar los cerebros neurodivergentes en todas sus formas, especialmente en el ámbito educativo y social. Las personas con TDAH, al igual que aquellas con otras condiciones neurodivergentes, tienen habilidades y talentos únicos que pueden enriquecer nuestras comunidades. Sin embargo, para que puedan prosperar, necesitan un entorno que valore sus diferencias y les brinde el apoyo necesario para desenvolverse de la mejor manera posible.

Aceptar la neurodiversidad implica entender que no hay una forma «correcta» o «única» de pensar, aprender o comportarse. Cada cerebro funciona de manera diferente, y esas diferencias no son defectos, sino características que merecen ser respetadas. 

 

FIRMADO; LAURA RENUNIO, PSICOLOGA

 

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